Clindamicina se utiliza para tratar vaginosis bacteriana, incluyendo infecciones por Haemophilus, Gardnerella, Corynebacterium y vaginosis anaeróbica. Es importante tener precaución en pacientes con problemas hepáticos, renales o con enfermedad inflamatoria intestinal, y se debe interrumpir el tratamiento si se presenta diarrea asociada a colitis pseudomembranosa, además de evitar otros productos vaginales como tampones y preservativos durante el tratamiento. Las reacciones adversas comunes pueden incluir candidiasis vaginal y dolor vaginal. No se recomienda su uso durante el primer trimestre del embarazo; puede usarse durante el segundo y tercer trimestre solo si es necesario, y se debe evaluar cuidadosamente su uso durante la lactancia.