Claritromicina es un antibiótico macrólido utilizado para tratar diversas infecciones bacterianas. Incluye aplicaciones como faringitis, amigdalitis, sinusitis, bronquitis aguda y neumonía bacteriana, además de infecciones de la piel y tejidos blandos. También se utiliza para infecciones causadas por varios tipos de micobacterias, y en combinación con otros medicamentos para tratar úlceras gástricas o duodenales asociadas a H. pylori. En pacientes con VIH y alto riesgo, se emplea para prevenir infecciones diseminadas por el complejo M. avium. Durante el embarazo, se debe evaluar cuidadosamente el riesgo y beneficio debido a la posible afectación del desarrollo fetal. En la lactancia, su uso no es recomendado ya que se excreta en la leche materna. Precauciones adicionales incluyen pacientes con insuficiencia renal o hepática, y aquellos tomando medicamentos que pueden interactuar con la claritromicina, afectando el corazón o incrementando otros riesgos. Los efectos secundarios pueden incluir dolores de cabeza, alteraciones del gusto, insomnio, y náuseas.