Sucralfato se utiliza para tratar úlceras gástricas o duodenales y para prevenir la hemorragia gastrointestinal causada por úlceras de estrés en pacientes gravemente enfermos. No se recomienda en niños menores de 14 años ni en personas con función renal gravemente alterada. Algunas de las interacciones incluyen reducción de la absorción de ciertos antibióticos y otros medicamentos, por lo que se recomienda espaciar las dosis. Entre las reacciones adversas, la más común es el estreñimiento. Su mecanismo de acción se basa en la formación de un gel viscoso en el estómago que protege la úlcera de la acción corrosiva del jugo gástrico. Durante el embarazo, su uso debe evitarse a menos que sea absolutamente necesario, ya que los datos en humanos son limitados. En la lactancia, se desconoce si el sucralfato se excreta en la leche materna, por lo que debe valorar cuidadosamente junto con su médico.