Glimepirida y Metformina se utilizan como un apoyo a la dieta y el ejercicio en pacientes con diabetes tipo 2 cuando el tratamiento con solo glimepirida o metformina no controla adecuadamente los niveles de azúcar en la sangre. También se usa para reemplazar la terapia combinada de glimepirida y metformina. Es importante ajustar la dosis para evitar la hipoglucemia, un nivel bajo de azúcar en la sangre, que puede ocurrir especialmente al inicio del tratamiento. Esto es crítico en personas ancianas, desnutridas o que consumen alcohol. No debe usarse en personas con enfermedad severa del hígado, riñón, con ciertas condiciones agudas, ni en pacientes con tendencia a la acidosis láctica. El medicamento no se recomienda durante el embarazo debido a los posibles riesgos para el feto. Durante la lactancia, se debe suspender el uso del medicamento o dejar de amamantar debido a posibles efectos en el bebé. Algunas de las reacciones adversas más comunes incluyen problemas digestivos como náuseas y diarrea, hipoglucemia y, raramente, problemas hepáticos. La vigilancia continua de los niveles de glucosa en sangre es esencial durante el tratamiento.