Propofol se usa para inducir y mantener la anestesia general en adultos y en niños mayores de un mes, así como para proporcionar sedación en intervenciones quirúrgicas y procedimientos diagnósticos. Para adultos mayores de 16 años, también se utiliza para la sedación en unidades de cuidados intensivos durante la ventilación asistida. El uso en mujeres embarazadas no está completamente establecido y solo debe emplearse si es esencial, ya que atraviesa la placenta y puede afectar al recién nacido. Durante la lactancia, se recomienda no amamantar durante 24 horas después de la administración del medicamento. Propofol puede causar efectos adversos como dolor de cabeza, bradicardia, hipotensión, apnea transitoria, náuseas y vómitos, y dolor en el sitio de inyección. Se debe tener precaución en pacientes con problemas cardíacos, respiratorios, hepáticos o renales, y monitorear continuamente durante su uso para detectar signos tempranos de hipotensión, obstrucción respiratoria y desaturación de oxígeno.