Ácidos Grasos Omega-3 son utilizados como tratamiento complementario para prevenir problemas posteriores a un infarto de miocardio, en combinación con otros tratamientos médicos. También se emplean para tratar niveles altos de triglicéridos en la sangre cuando las dietas no son suficientes. Se debe tener precaución en personas con enfermedades hepáticas y aquellos que toman anticoagulantes debido al riesgo de hemorragia. No es adecuado para tratar ciertos tipos de triglicéridos altos causados por factores externos, y su uso en personas mayores de 70 años debe ser vigilado debido a la falta de información suficiente. En el embarazo, no hay datos suficientes sobre su seguridad y debe evitarse salvo que sea absolutamente necesario; durante la lactancia tampoco se recomienda su uso. Algunas de las reacciones adversas pueden incluir molestias digestivas y alergias en personas sensibles al pescado.