Metildopa se utiliza principalmente para tratar la hipertensión arterial (HTA). Al reducir el tono simpático, este medicamento ayuda a disminuir la presión arterial. Debe tenerse precaución en personas con antecedentes de enfermedades o disfunción hepática. No se recomienda su uso en casos de hepatitis aguda, cirrosis activa, feocromocitoma, o en personas con hipersensibilidad a la metildopa. Las reacciones adversas pueden incluir sedación, mareos, hipotensión ortostática y otros síntomas relacionados con la insuficiencia cerebrovascular. Durante el embarazo, la metildopa ha sido usada bajo supervisión médica sin evidencia de causar anomalías fetales, pero debe sopesarse cuidadosamente. Durante la lactancia, también se debe considerar cuidadosamente su uso debido a posibles riesgos. Se deben realizar pruebas de función hepática y hemoglobina si hay sospecha de anemia hemolítica, y el tratamiento debe suspenderse si hay fiebre, ictericia, o anormalidades hepáticas.